sábado, 31 de mayo de 2008

Cave Canem!






Cuidado con el perro


(de un Mosaico Pompeyano)

Las ruinas de Pompeya constituyen -por su riqueza informativa- un testimonio único de la vida cotidiana de una ciudad del Imperio Romano. El visitante moderno del parque arqueológico cercano a Nápoles se siente doblemente sorprendido. En primer lugar, por la imagen “moderna” que tanto el trazado urbano como sus edificios y viviendas transmiten, lo que produce una sensación de cercanía con sus habitantes antiguos. En segundo lugar, también asombran al visitante los numerosos elementos exóticos, especialmente las representaciones en frescos, mosaicos y relieves. Las mismas evidencian que esa cercanía en lo edilicio y urbanístico es en buena medida superficial y se contrapone a una gran distancia en lo cultural.

Pero hay un mosaico que sorprende invariablemente a los visitantes por su indudable familiaridad y es reproducido lucrativamente por los vendedores de souvenirs. El mismo se encuentra en el piso del vestíbulo de la denominada “casa del poeta trágico” (una vivienda con decoración especialmente exquisita) y representa un perro encadenado acompañado de la breve inscripción cave canem, cuidado con el perro. Una imagen similar es descripta por Petronio (Satyricon 29) y otros hallazgos arqueológicos indican que se trata de un motivo frecuente.

Esta breve expresión (muy distinta de las profundas y filosóficas reflexiones comentadas normalmente en este blog) tiene un encanto especial. Ella es, en mi opinión, una muestra especialmente poderosa de la fuerza y magia con que el latín puede revestir hasta lo más banal.


Atrio de la Casa del Poeta Trágico



jueves, 29 de mayo de 2008

Latines y latinas!






No se trata, esta vez, de la cita de un autor clásico. Este modesto blog ha sido visitado por el Googlebot (es decir, por un programa de Google que registra todo lo que existe en el universo de Internet) y ha sido “indexado” (es decir, figura en resultados de búsquedas relacionadas con sus contenidos). Esto ha generado un importante incremento de visitas (la mayoría fugaces) provenientes de todas partes del mundo.
Al realizar una búsqueda en Google con los términos “citas latinas”, uno recibe un listado de sitios que corresponden -simplificando- a dos grupos muy diversos. Uno, por supuesto, se relaciona con la cultura clásica. El otro, por el contrario, concentra páginas de agencias de citas que se especializan en contactar a sus clientes con chicas latinas, principalmente en Estados Unidos. Si algún lector de estas líneas ha llegado hasta aquí con esa intención, lamento desilusionarlo. No encontrará aquí latinas, sino latines.

martes, 27 de mayo de 2008

Fortuna multis dat nimis, satis nulli



La fortuna da a muchos demasiado, suficiente a ninguno

Marcial, Epigramas, 12,10,2


Brevedad y agudeza satírica son la esencia del epigrama y Marcial es un maestro indiscutible del género. El poeta es un cínico observador de la Roma imperial y un implacable expositor de sus vicios y miserias. Pero sus críticas trascienden el tiempo y llegan a la médula de los defectos que plagan la naturaleza humana en todas las épocas. La insaciable codicia es uno de ellos. El tono de los epigramas de Marcial nunca es, sin embargo, demasiado severo, nunca del todo condenatorio. En sus obras una sociedad sofisticada y algo decadente se mira sí misma, y esto, antes que al reproche, la mueve a la risa.

(Nota: la fotografía es del autor y muestra un mosaico pompeyano actualmente en el museo nacional de Nápoles)

domingo, 25 de mayo de 2008

Ars longa, vita brevis






la vida es breve, el arte, largo

Séneca, De brevitate vitae 1

El original de esta frase es griego, obra del padre de la medicina, Hipócrates (Aforismos, I, 1):

βίος βραχς, δ τέχνη μακρ, δ καιρς ξς, δ περα σφαλερ, δ κρίσις χαλεπή

Vita brevis, ars longa, occasio praeceps, experimentum periculosum, iudicium difficile

"La vida es breve, el arte, largo; la ocasión, fugaz; la experiencia, confusa; el juicio, difícil."

Todo aquél que se ha adentrado con afán en algún campo del conocimiento humano conoce la sensación de impotencia que este proverbio evoca. Es tanto lo que hay para aprender, tan compleja la realidad, que varias vidas no bastarían para saciar nuestra sed de conocimiento. Por ello la ciencia es como una antorcha, que se transmite de generación en generación, contribuyendo cada una sólo el pequeño aporte que los estrechos límites de su mortalidad y transitoriedad le permiten. Pero Séneca cita esta frase al comienzo de su tratado acerca de la brevedad de la vida para expresar su desacuerdo:

non accepimus brevem vitam, sed fecimus, nec inopes eius, sed prodigi sumus.

No hemos recibido una vida breve, sino que la hicimos breve, no somos pobres en tiempo, sino derrochadores.

viernes, 23 de mayo de 2008

Sapere aude!


Sapere aude!

Atrévete a ser sabio!


(Horacio, Epístolas, libro I, Epístola 2)


Quien comenzó, ya hizo la mitad, escribe Horacio. A continuación, añade: sapere aude, atrévete a saber, o -quizás más precisamente- atrévete a ser sabio.

Esta pequeña frase no es común en las recopilaciones de proverbios del Renacimiento. Florentius Schoonhovius, un intelectual holandés del siglo XVII (ver imagen) la tomó como lema para su colección de emblemata. Pero su celebridad es posterior, y se debe en gran medida al filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804), quien la presenta como lema o leitmotiv de la corriente filosófica de la ilustración en su pequeño tratado, Was ist Aufklärung. Desde entonces, ha sido elegida con frecuencia como lema de universidades, academias y otras instituciones educativas.

Kant traduce esta frase como wage zu wissen -atrévete a saber- pero (al igual que Schoonhovius) desplaza el significado de aquél pretendido por Horacio al presentarla como un mandato a la investigación y el descubrimiento de la verdad.

La segunda epístola está dirigida a Lolio, un amigo ocupado en Roma como abogado, a quién Horacio exhorta a emprender el camino de la sabiduría. El sentido no es el de Kant. No se trata de una búsqueda del conocimiento, sino del logro de un equilibrio interno, del establecimiento de una vida sobre bases firmes. Cito estos pasajes de Horacio en la barroca traducción de Tomás TAMAYO DE VARGAS, un -ya olvidado- erudito español del siglo XVII.


De la vista pretendes
Las aristas sacar como dañosas,
Y con fatal desidia
La cura se difiere
De lo que roe el ánimo, o le hiere.
La mitad tiene hecho aquel que empieza:
Atrévete a saber: da el primer paso:
Que el que de vivir bien alarga la hora,
Al rústico parece, que tropieza
Raudal de agua no escaso,
Y aguarda si mejora,
Sin la vaga corriente, su camino;
Y es que ignorante y ciego no previno,
Que es su curso perenne,
Y que de serlo para siglos tiene.
El dinero se busca, y la fecunda
Mujer: rompe el arado
Las selvas; mas no debe lo que abunda,
Si lo que basta, ser más deseado.
No la casa, la hacienda, los caudales
Curan al dueño enfermo, de sus males,
Ni al ánimo las penas; pero sano
El poseedor podrá gozarlo todo
Si pensare usar de ello con buen modo.
Despreciad pues los gustos,
Que los comprados con dolor y sustos
Perjudican. No rompe
Jamás el que es avaro su indigencia.
Corregid los deseos inhumanos;
Que la ajena opulencia
Es siempre torcedor del envidioso:
Ni hallaron los tiranos
De Sicilia tormento
Mayor que el de la envidia. Quien juicioso
Sus iras no modere,
Sólo el dolor espere
De haber pasado intrépido, y violento
La debida templanza,
Por el engaño infiel de su venganza.
Es la ira un furor rápido, y breve,
Que el que en ella no manda
Es de ella dominado.
De esta ciencia no escasa
Llena tu tierno corazón; y siga
Las máximas mejores
Tu pecho, oh Joven, si en mi aviso fías;
Porque por largos días
Conserva los olores
El vaso que los tuvo recogidos:
Que yo, vayas despacio, o más violento,
Con mis pasos medidos
No he de ir más deprisa, ni más lento.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Los Adagios de Erasmo













Con el inicio del siglo XVI Italia pierde el predominio casi exclusivo con el que había contado en el estudio de la Antigüedad. Numerosos humanistas de otros países europeos, formados en muchos casos en Italia, llevaron la flama de los estudios clásicos a sus países de origen, dando inicio a nuevas tradiciones de estudio. Sin duda, una de las figuras centrales en esta difusión europea del humanismo fue Erasmo de Rótterdam (1466-1536).

En el año 1500 un todavía joven y desconocido Erasmo publica en París la primera edición de un texto destinado a convertirse en uno de los más difundidos y reeditados de la historia, los Adagia. Se trata de una colección de citas latinas comentadas y explicadas. En realidad, cada proverbio sirve de excusa para que Erasmo desarrolle su visión de la cultura antigua y del humanismo. Su interés educativo es claramente visible, los adagios son la destilación máxima de los ideales que Erasmo quiere difundir entre un público general.

La primera edición de París incluye sólo 832 adagios. En 1508 Erasmo publica con el veneciano Aldus Manutius - el más célebre de los editores de este período- una segunda edición aumentada (Adagiorum Chiliades), que incluye 3260 entradas y transforma a su autor en una celebridad internacional. Seguirían numerosas versiones más, como la de 1515 publicada por Frobenius. También muchos resúmenes que formarían una parte central de la cultura occidental hasta el siglo XIX.

Erasmo es conocido hoy, sobre todo, por su Elogio a la locura. Su colección de proverbios se encuentra, por el contrario, prácticamente olvidada y es sólo leída por eruditos e investigadores. Sumergirse en esta obra es un viaje a otro mundo, un mundo en el que la pasión por la cultura Antigua ocupaba un lugar central. Con respeto y devoción, haremos aquí uso frecuente de esta colección.

Nota: el texto de los Adagia no se encuentra online. Pero puede accederse al texto íntegro de la edición de Paolo Manuzio. Los Adagia fueron colocados por el Concilio de Trento (1545-1563) en el Index auctorum et librorum prohibitorum junto con la totalidad de las obras de Erasmo. A Manuzio (hijo del editor que había publicado la 2º edición de 1508) se le encargó el producir una edición expurgada que apareció tras su muerte en 1575.

lunes, 19 de mayo de 2008

Dimidium facti, qui coepit, habet



“Quien comenzó, ya hizo la mitad”


(Horacio, Epístolas, Libro I, Ep. 2)

No podría comenzar con mejor cita que ésta. Hace mucho tiempo que acariciaba la idea de iniciar un blog de citas latinas en español pero, distraído por otras ocupaciones, siempre postergaba el proyecto. Hoy siento que, como dice Horacio, una parte importante del trabajo ya está hecha, quizás la parte más difícil… comenzar.

Esta cita encierra un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Los hombres rebosamos siempre de proyectos y propósitos, nunca nos encontramos faltos de deseos y objetivos, pero constantemente diferimos su realización para otra oportunidad. Como si dispusiéramos de un tiempo infinito, creemos constantemente que ya encontraremos un momento mejor, que todavía es demasiado pronto, que ya se presentará la situación adecuada, que si esperamos y descansamos podremos empezar con mayor energía, entusiasmo, convicción…

Un proverbio chino reza: “hasta el viaje más largo comienza por el primer paso”. Ese primer paso es, sin duda, el más difícil. Pero una vez dado, el resto le sigue casi automáticamente. Iniciado viaje, nos convencemos de la necesidad de seguir adelante, de no desviarnos, de alcanzar, finalmente, nuestro destino. Todo proceso tiene una cierta inercia. Una vez iniciado el movimiento, es menor la energía necesaria para mantenerlo.

Pero la belleza de esta frase horaciana no deriva sólo de su sabiduría. Es la elegancia de la concisión latina la que le otorga una fuerza especial. Esa capacidad de sintetizar complejos pensamientos con brevedad singular es lo que enviste a las citas latinas con un aura de magia y misterio. Respiramos o intuimos a través de ellas algo primordial o primigenio. Por eso nos atraen. Y por ello les rendimos culto en este blog.